Afianzo mi comunicación
1ª parte
Martha viene a España desde Nueva York. Es estudiante universitaria. Viene para hacer un postgrado en la universidad de Valencia. Martha viene en un vuelo directo desde Nueva York.
Lleva un año estudiando español, pero todavía se siente insegura.
El avión aterriza en el aeropuerto de Valencia. Martha viene para nueve meses y, por ello, tiene que pasar por el Control de Inmigración y mostrar sus papeles.
Tiene que hacer cola. Hay otras personas en su misma situación. Estas personas, al igual que Martha, esperan, en fila, uno detrás de otro, para enseñar su documentación, sus papeles, a los Servicios de Control de Extranjería del aeropuerto.
Después de un rato de espera, al fin le toca su turno.
- Empleado: - Buenos días
- Martha : - Buenos días
- Empleado: - ¿De dónde viene?
- Martha : - Vengo de Nueva York
- Empleado: - ¿Por cuánto tiempo?
- Martha : - Vengo por nueve meses, para un curso.
- Empleado: - Pasaporte y Visado, por favor.
- Martha : - Aquí están mi pasaporte y mi Visado.
- Empleado: - ¿El permiso de residencia?
El empleado ha hablado ahora demasiado deprisa para Martha. Ella todavía estaba pensando en el Visado… No ha entendido bien al empleado y, por lo tanto, le pide que se lo repita.
- Martha : - Disculpe, ¿puede repetirlo, por favor?
- Empleado: - Sí, su permiso de residencia.
- Martha : - Gracias. Éste es.
- Empleado: - ¿Tiene algo que declarar?
Martha, de nuevo, no entiende. Supone lo que le están preguntando. Ha entendido la palabra “declarar” y, por lo tanto, supone que le preguntan si tiene que declarar algo especial en relación a su equipaje, a sus maletas. Pero no está segura y prefiere asegurarse:
- Martha: - Disculpe, señor, pero no entiendo todo. ¿Puede repetir más despacio, por favor?
El empleado, amablemente, le repite la pregunta, poniendo, ahora, atención en pronunciar bien, en decirlo más despacio y en mirar de frente a Martha, para que le pueda ver bien la cara.
Al ver que Martha ha necesitado ayuda dos veces, este señor, el empleado del control, cambia automáticamente su forma de hablarle a Martha. Y, entre otras cosas:
- habla más despacio
- pronuncia con más cuidado y
- mira de frente a la otra persona (en este caso, Martha)
En definitiva, repite con más cuidado y con más claridad.
Empleado: - ¿Tiene usted algo que declarar? ¿Lleva algo que declarar en su equipaje…?, ¿…en las maletas?
Martha: No, no llevo nada para declarar. Todo normal.
Empleado: Espere…Tengo que ponerle el sello del control. Bien… ya está. Adiós, buenos días.
Martha: - Gracias. Adiós.
Marta quiere salir al exterior. Mira los letreros hasta que encuentra el de “Salida”.
Sale fuera y busca la señal de la “T”, grande, para localizar la parada, el estacionamiento de taxis. No hay mucha gente, sólo hay cuatro o cinco personas delante de ella.
A los pocos minutos, ya le toca su taxi. El taxista baja del taxi para ayudar a Marta con el equipaje. Se saludan y el taxista, amablemente, le carga las maletas en el maletero del taxi. Después, los dos suben al vehículo. El taxista pone en marcha el taxímetro. Pregunta a Marta:
Taxista- ¿Dónde la llevo?
Marta le dice la dirección que lleva apuntada.
Martha- La dirección es : calle Blasco Ibáñez, número 23. Es una residencia para estudiantes.
Taxista - Vaamos allá.
Martha se relaja un poco, por primera vez, desde hace muchas horas. Ya ha pasado la mayor parte del viaje; la larga espera en el aeropuerto de Nueva York, las horas de vuelo, la llegada, los controles, el primer contacto con la lengua nativa… y, ahora, ya está camino de la la Residencia de Estudiantes y siente la sensación agridulce de las dudas mezcladas con la ilusión.
Cuando llegan, el taxista le dice:
- Muy bien, pues ya hemos llegado.
Martha vuelve a ponerse en situación de hablar español y pregunta el precio del viaje en el taxi:
Martha - ¿Cuánto es?
El taxiste le calcula…
Taxista - Son… once euros…más…
Martha - ¿Once? (pregunta Martha)
Taxista - No,no… un momento (dice el taxista), estoy sumando el plus de las maletas… En total, son… catorce euros.
Martha le da un billete de veinte euros y el taxista le da el cambio,que son seis euros. Marta le da un euro más, de propina.
Martha - Tenga, para usted.
Taxista - Gracias.
El taxista baja de nuevo del coche y vuelve a ayudar a Martha con el equipaje.
Finalmente, se despiden.
Taxista - Adiós, señorita,que vaya bien.
Martha - Adiós. Y gracias.
* * *
En la situación que hemos planteado en nuestro diálogo, Martha viene a una universidad española para hacer un postgrado, en su caso, en Educación y Nuevas Tecnologías. En España, un curso de postgrado se cursa después de terminar una carrera universitaria.
El aeropuerto español va a ser su primer contacto real con la lengua española hablada por nativos, por nativos españoles, lógicamente.
Martha sabe que, al principio, tendrá dificultades con el idioma; sabe que no podrá entenderlo todo y que no todos la van a entender a ella.
Ha preparado varias expresiones que le permitan asegurar la comunicación con las otras personas.
Durante el vuelo desde Nueva York, Martha no ha tenido ocasión de practicar español. La azafata se ha dirigido a ella en inglés y ella, de forma automática, también ha contestado en inglés.
Así es que, cuando llega al aeropuerto, aún no ha tenido la oportunidad ni de escuchar el español hablado por los originales del país, ni ha tenido tampoco ocasión de hablar ella misma algunas palabras.
Su primer contacto se produce en el control de inmigración del aeropuerto de Valencia.
Martha se ha preparado bastante bien. Pero el contacto con la lengua nativa real, en situaciones reales, es otro asunto.
Allá, en la clase de Español de la Escuela de Idiomas de Nueva York, todo parecía mucho más fácil. Aquí, hay que estar pensando en lo que te dicen y en lo que contestas, y todo rápido, sin pausas, sin preparación previa. Eso es hablar otra lengua en el país de ésta.
Además, en situaciones como la del Control de Inmigración, pues…no te puedes permitir demasiados errores. Tienes que poner tus cinco sentidos en lo que te dicen,en lo que te preguntan; es decir, tienes que centrar toda tu atención en la comunicación que mantienes con la otra persona.
La situación fuerza a Martha a reactivar todo su aprendizaje de la lengua española, a actualizarlo, allí y en ese momento, en el aeropuerto.
Cuando llega al puesto de control, el empleado saluda a Martha. Ella, evidentemente, ha practicado diferentes formas de saludar en español y, por eso, el saludo del empleado le resulta fácil y familiar. Ella contesta: “Buenos días”, esforzándose en pronunciar con claridad.
La siguiente pregunta que le hacen es que de dónde viene. Y Martha la entiende perfectamente. Conoce todos los elementos de esa frase y sabe que ésa sería una de las primeras cosas que alguien le preguntaría. Contesta sin dudar que viene de Nueva York.
El empleado del control del aeropuerto pregunta ahora que cuánto tiempo estará. Martha, verdaderamente satisfecha de seguir comprendiendo las preguntas, le contesta que viene para nueve meses, para un curso.
Martha sabe que el empleado habla a un ritmo normal, pero ella lo percibe como rápido y, por ello, pone toda su atención en captar todos los elementos de la frase.
El empleado le pide ahora el pasaporte y el visado, usando sólo las palabras “pasaporte” y “visado”. Martha se los muestra.
A continuación, el empleado le pide el “permiso de residencia”. Martha ha estudiado y ha practicado un poco con estos conceptos, pero ahora el empleado ha dicho esta frase más bajito (menos audible), menos audible que las otras; además, en ese momento, ha sonado la megafonía del aeropuerto, llamando a algún pasajero perdido probablemente; y, para seguir sumando obstáculos, el empleado ha vuelto la cabeza hacia un lado porque un compañero le llamaba.
Es decir, las condiciones que han rodeado esta situación, le han hecho más difícil la comprensió a Martha. No ha podido captar todos los elementos de la frase, es decir, no ha podido comprender del todo, totalmente.
Pero Martha está tranquila. Sabía que esto sucedería, antes o después. Así que, echa mano de una de las frases de ayuda que ha traído preparadas, que es:
- Disculpe ¿Puede repetir, por favor?
El empleado, al oirla, cambia su forma de hablar; lo hace más lentamente, más despacio, e intenta pronunciar mejor, más claramente.
Hay muchas expresiones en español para ayudarnos a garantizar la comunicación que nos ha fallado en un momento dado. Pero hoy, en este episodio, vamos a empezar por dos de las más populares porque son fáciles y son claras, y que son:
- Disculpe ¿Puede repetir, por favor? o simplemente:
- ¿Puede repetir, por favor? o también podemos decir:
- Por favor, ¿puede decirlo más despacio?
O, incluso en un tercer caso, si juntamos “repetir” con “despacio”, podemos decir:
- Por favor, ¿puede repetirlo más despacio?
Con la primera expresión (repetir), decimos que necesitamos oirlo una segunda vez, porque una sola vez no ha sido suficiente.
Con la segunda expresión (más despacio), nos aseguramos también de que la otra persona hable más despacio.
En cualquier caso, las dos expresiones hacen que la otra persona intente hablar de tal manera que nosotros podamos entenderla mejor.
Y hasta aquí nuestra primera parte del episodio “Afianzo mi comunicación”