Ir a las fotos
El Templo del Cielo es el Templo más grande de la República Popular China. Se construyó hace seis siglos con el objetivo de que los emperadores pudieran rogar en él para pedir fertilidad en las cosechas y para rendir cuentas sobre su gestión como emperador.
Todo él está construido en madera y no hay ni un solo clavo en sus engranajes, tanto más asombroso cuanto mayor es la envergadura de esta obra como un portento de ingenio arquitectónico.
Es uno de los monumentos más emblemáticos de Pekín y fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1998. Tiene una superficie de 2´7 millones de metros cuadrados, lo cual supone, en extensión, el doble de la que tiene la famosa Ciudad Prohibida de Beijing.
Las diversas construcciónes del recinto, sus jardines, así como la policromía de sus techos, cúpulas y bóvedas, hacen del Templo del Cielo un monumento de ineludible visita en Pekín, que supondrá una singular experiencia estética.