Hablar muy alto
Lo que piensan los extranjeros de los españoles
Estereotipos V
Hello dear friends and welcome to Spanish Podcast. I am Mercedes speaking to you from Barcelona. In our 277th episode: Speaking very loudly. What foreigners think of Spaniards. Stereotypes V) we are going to deal with one of the negative stereotypes regarding the Spanish idiosyncrasy: they speak very loudly. And also why we believe that Spain is a noisy country and what can be the reasons for this way of being.
Hola queridos amigos y bienvenidos a Español Podcast. Soy Mercedes y os hablo desde Barcelona. En nuestro episodio nº 277: Hablar muy alto. Lo que opinan los extranjeros de los españoles. Estereotipos V) vamos a tratar uno de los estereotipos negativos respecto a la idiosincrasia de los españoles: hablan muy alto. Y además por qué creemos que España es un país ruidoso y cuáles pueden ser las razones de esta manera de ser.
Episodio número 277: Los españoles hablan muy alto. Vamos a conocer el tema y las razones. Venga, amigos, sin pereza, ¡vaaamos alláaa!
En el momento en el que acabábamos la clase de español (en el episodio anterior), John cambia de tema e introduce ese nuevo tópico sobre la idiosincrasia española:
- Yo creo que es cierto que algunas personas hablan en un tono de voz muy alto. Yo lo noto mucho en los bares y en los restaurantes, y me molesta.
Aquí nos habíamos quedado.
Bueno, bueno, bueno…Esto puede llamarse “tópicos y no tan tópicos”; o también “estereotipos basados en una cierta realidad”. Ese será el título de la película…ja ja ja…
Y es que, al menos desde mi percepción personal, hay muchas ciudadanas y muchos ciudadanos españoles que suelen hablar muy alto y en todo tipo de situaciones.
Empezaremos por establecer las formas habituales de expresar este hecho. Lo que decimos con más frecuencia es:
- Hablar alto
Hablar alto es hacerlo de manera que los demás te oyen, o te oyen demasiado. Es usar un tono de voz por encima del considerado normal o confortable. Hablar alto es hablar de manera ruidosa. Como por ejemplo en:
- Hablaba tan alto que todo el bar se enteró de sus líos amorosos.
- No hables tan alto que me estoy quedando sorda…
- Cuando está él en las reuniones, se me pone dolor de cabeza de lo alto que habla.
Lo contrario:
- Hablar bajo.
Hablar bajo es hacerlo por debajo de lo normal, con un tono a veces poco audible.
Por ejemplo:
- El testigo hablaba tan bajo que el juez le instó a hablar más alto porque no se le oía.
- Hablas demasiado bajo y no se te oye. Sube un poco el tono de voz.
También se dice:
- Hablar fuerte
vs.
- Hablar flojo
Y:
- Hablar suave
Es decir, hablar alto es como hablar fuerte. Y hablar bajo es similar a hablar flojo o hablar suave.
Pero lo más común es “hablar alto o bajo”.
También hablar alto suele identificarse con gritar, para enfatizar el uso y abuso de la voz usando el tono inadecuado. Como en estas frases:
- Lo entiendo, lo entiendo, no hace falta que me grites. Cálmate.
- No sabe hablar cuando se enfada. Habla tan alto que parece que grita. Es muy estresante.
También se dice:
- Levantar la voz
Por ejemplo:
- No le levantes la voz a tu madre, niña maleducada.
- Levanta la voz, no puedo oírte con el ruido de la tele.
Y al contrario:
- Bajar la voz
Como en:
- Bajemos la voz, vamos a despertar al bebé.
- Baja la voz, que te oigo perfectamente.
- Habla más bajo, te oigo perfectamente.
Así, amigos, ya sabemos las formas más comunes de decirlo. Ahora viene la pregunta: ¿Y esto es cierto? ¿Es verdad que los españoles hablan bastante alto en los sitios públicos?
La generalización “los españoles”, o sea, todos los españoles, es errónea. Todos, no. Pero la verdad es que una gran cantidad de españolas y españoles suelen usar un tono de voz alto para mantener una conversación, sea entre dos o más personas, así como para hablar -por ejemplo- por su teléfono móvil.
Amigas, amigos, me produce un gran disgusto aceptar que este estereotipo se basa en un tanto por ciento elevado de ciudadanas y ciudadanos españoles, pero así es.
El nivel de ruido verbal, o de ruido oral -podríamos decir- de algunos establecimientos tipo bar, cafetería, restaurante, sala de espera en algunos sitios, autobuses, metro, trenes, etc. es habitualmente alto y a veces insoportable.
Empecemos por decir que España es un país ruidoso en general. Las calles son a veces lugares en los que difícilmente los niveles de ruido están por debajo de los 65 decibelios aconsejados como tope máximo para la salud auditiva.
Tú vas andando por la calle y oyes los coches, los cláxones, la radio de un coche que la lleva en plan discoteca, la grúa, el ruido de una obra de construcción, el taladro en la obra de aquel edificio, los chavales dándole al balón contra la pared, gente hablando alto por su móvil,…etc. Y querrías alejarte de tanto ruido y de tanta molestia.
Por no hablar de cuando te vas a la cama a disfrutar de tu merecido descanso, y el vecino de arriba está celebrando una cena con la música bien fuerte y las conversaciones como si pertenecieran a una obra de teatro. O en otras ocasiones, las teles de otros pisos resonando a partir de la media noche. O el aire acondicionado del otro vecino que suena como un tanque. O música saliendo por las ventanas, como si el resto de ciudadanos quisiéramos compartirla a la una de la madrugada. O coches pasando por la calle a velocidad, frenando ostentosamente, con la radio a tope. Por no hablar de las conversaciones por móvil en trenes, autobuses o en el metro, que parecen estar hechas para torturar al resto de pasajeros, a quienes ¡maldita gracia les hace saber a qué hora llegas, qué vas a comer o qué hacen los niños en ese momento…!
Bueno, ya lo veis, un país ruidoso, en el que ahora se controlan más este tipo de situaciones de ruido intolerable y estresante, pero en el que aún hay mucho por hacer y muchas leyes por establecer para que todos podamos convivir sin pisotear los derechos de los otros.
Entonces, como el ruido ambiente es considerable en muchos sitios, mucha gente levanta la voz, por ejemplo en el restaurante o en la cafetería, para oírse con los otros miembros de su grupo, con lo cual se establece un tono ambiental alto y nada confortable en las conversaciones.
En lugares públicos de encuentro, como bares, restaurantes o terrazas, puedes llegar a enterarte perfectamente de lo que están hablando los otros grupos que hay cerca de ti. Y te ves obligada a captar el tema, o -como mínimo- palabras, frases, tacos, risotadas, etc. que conforman un ambiente ruidoso, una atmósfera bulliciosa y escandalosa, a veces.
¿Y siempre es así? No, siempre no, pero sí frecuentemente.
Yo os digo, de entrada, que a mí me molesta mucho el ruido, las voces, los gritos y todo esto que contamina mi percepción auditiva hasta niveles importantes. No me quejo por vicio. Me quejo cuando es realmente estresante y molesto (¿Veis, amigos? Esto que acabáis de oír es el taladro del vecino que me suele torturar con bastante frecuencia para hacer sus trabajos artesanos….¡Pues, caramba! ¡Que insonorice su casa!).
También me molesta que, cuando lo comentas, alguien te diga siempre que “es lo que hay”, que “los españoles somos así” y que si te gusta el silencio, tu lugar es otro, pero no el bar o el restaurante al que sueles ir.
Pero yo me niego a aceptar esto. Es que no es el silencio lo que me gusta, pero sí es cierto que prefiero un tono medio en las conversaciones, un nivel de decibelios que no me obligue a forzar mi voz, ni a salir de allí con los oídos pitándome.
Pero, sobre todo, no me gusta tener que enterarme, sí o sí, por obligación, de todas las historias de la gente que me rodea, simplemente porque no puedo evitar oírlas.
A ver…, una cosa es cuando vas de tapas o de copas, o así…Ya estás acostumbrado y te adaptas a que hay un ruido estándar que acompaña estas situaciones. El problema es cuando quieres estar charlando tranquilamente en una cafetería normal, o leyendo en tu bar preferido, porque esto puede llegar a ser misión imposible. Con que haya 3 mesas de las 12 ó 14 que hay en el local, que tienen gente que vocea o habla muy alto, ya tienes ruido ambiente molesto. Ni te digo si estás estudiando o leyendo algo para lo que necesitas concentración…No siempre, claro, pero muchas veces. También hay sitios fantásticos, donde puedes conversar, leer o tomar algo charlando en un tono de conversación medio, confortable,
Lo que más me consuela del tema es saber que, a pesar de todo lo que estoy diciendo, un 96% de españoles cree que España es un país ruidoso, de los que un 70% declaran ser éste un país más ruidoso que la media de los países europeos; sólo un 4% piensan que España no es un país especialmente ruidoso. Pero yo creo que lo es, demasiado a veces (¡Oh. Mon Dieu, el taladro…Nos va a estropear hoy el podcast).
Es atroz pensar que alrededor de nueve millones de españoles están expuestos a ruidos diarios que sobrepasan los 65 db que están establecidos como el máximo permitido.
Vamos a ver el término ruido y otros términos similares, los cuales oirás de forma habitual cuando estés participando en conversaciones sobre este tema:
- ruido
- estridencia
- alboroto
- bullicio
- griterío
- estruendo
- escándalo
Puedo decirlo como una expresión descriptiva enfática:
- ¡Qué ruido!
- ¡Qué escándalo!
- ¡Qué bullicio!
- ¡Qué estridencia!
O:
- En el local había mucho ruido
- En ese restaurante siempre hay demasiado bullicio
- En ese sitio había un griterío de locos
O como adjetivo:
- Un bar bullicioso
- Una cafetería ruidosa
- Un ambiente escandaloso
- Un local estridente
O al contrario:
- Era un lugar silencioso, fantástico para pensar con tranquilidad
¿Y por qué España es un país ruidoso? Obviamente no es sólo España. Países como Emiratos Árabes Unidos, India, Turquía, Japón, China, Argentina, Pakistán, EE UU, Brasil, Ucrania, Taiwán, Italia, Bulgaria, Israel, Egipto, Thailandia o Vietnam son tanto…, o más ruidosos que España. ¿Y sabéis cuál es el más silencioso? Pues es Finlandia. Y como mis amigos finlandeses son muy listos, han convertido el silencio en atractivo turístico. ¡Bien hecho! Tendré que ir de vez en cuando a Finlandia para hacerme un cura, una terapia de silencio, y desintoxicarme del estresante ruido que soporto diariamente. Hay unos relojes finlandeses que se venden con el eslogan: “Hechos a mano en el silencio de Finlandia”. ¿No está mal, eh?
También hay un ránking de ciudades, entre las que las más ruidosas son: El Cairo, Delhi, Tokyo, Madrid, Nueva York, Buenos Aires, Shanghai, Karachi, Calcuta o Bombay, entre otras.
Pero volvamos a España.He estado pensando en esto y las razones más habituales que se suelen esgrimir para ”justificar” este exceso de voces altas y de ruido, serían las siguientes:
1/ Mucha gente te dirá que eso forma parte de la idiosincrasia de los españoles. Te dirán que hablar alto forma parte de nuestra manera de ser, porque somos muy extrovertidos y muy expresivos. Y por ello necesitamos hablar alto y gesticular (hacer gestos) para expresarnos en situaciones familiares, festivas, de compartir un café, una comida o una copa. Es, en parte, cierto. Pero no en todos los casos, qué va, hay mucha, pero mucha, gente en mi país que usa el tono de voz adecuado y que odia “gritar” en un bar o en un restaurante, o en el autobús, en el metro, o en el tren. Pero hay mucha otra que habla muy fuerte, grita, vocea y parece encontrarse a gusto en ese ambiente estruendoso en el que le ruido es el protagonista.
2/ El hecho de que los españoles hablemos muy alto y España sea un país ruidoso también puede responder a una concepción festiva del ruido, opinión muy extendida entre mucha gente y en muchos lugares.
Para mucha gente ruido es vida, diversión, ambientillo…En un restaurante hay “vidilla” si hay bullicio, si las voces te contagian alegría; si las conversaciones invasivas crean la atmósfera de que en ese sitio la gente se lo está pasando bien. ¿Perdón? ¿Me lo estás diciendo a mí? ¿Me lo dices o me lo cuentas? Para mí, eso no es una razón ni un argumento que justifique positivamente el ruido y las voces. No identifico el ruido ni con el confort, ni con la vitalidad, ni con la diversión…Los sonidos propios de la alegría, de la vida, del buen ambiente, para mí, no son ruido fuerte y molesto, son sonidos característicos de esas situaciones.
A veces, al entrar en un bar, ya oigo el nivel del habla, o el volumen de la tele, y me voy, porque sé que no lo aguantaré ni diez minutos.
Afortunadamente, también hay bares y restaurantes, muchísimos, en los que se habla normal y se puede estar conversando confortablemente, o leyendo, o lo que te apetezca.
3/ Desde mi punto de vista, de lo que se trata realmente es de una falta de empatía y de respeto hacia el otro. Yo no puedo entender cómo alguien le cuenta algo a su acompañante como si lo explicara para que el resto de los clientes lo oyera perfectamente. Eso, para mí, es una falta de respeto. Y una falta de educación cívica, por la que se respetan unas normas de convivencia que nos benefician a todos.
4/ Lo que acabo de decir nos conecta con el cuarto punto que puede explicar este estereotipo -cierto y negativo- sobre los españoles, que es más cierto que falso, o que es una verdad a medias, no generalizable, pero sí presente en la vida diaria.
Pues todo esto se conecta con tener, o no, una idea sobre lo que es la privacidad. Se pueden compartir espacios sin anular la burbuja psicológica y privada de los demás. Privacidad no es silencio, ni rigidez. La privacidad es un derecho por el que protegemos cuestiones ligadas a nuestra vida personal, privada e íntima. No puedes invadir la privacidad del otro de una manera forzada, incómoda y molesta.
Así es que sí, en muchos sitios de mi país, se oye mucho ruido. Y también en muchos sitios de mi país, se habla muy alto. Y muchos españoles lo hacen. Otros no. Pero muchos, sí. Por lo que este estereotipo está basado en una realidad constatable y hay que considerarlo, en gran medida, cierto.
Cuando una buena parte de la población de un sitio comparte un hábito, sea positivo o negativo, el estereotipo se afianza, qué duda cabe…
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